Munduan baldin bada leku aproposamen bat, bizikletaz bidai bat egiteko, horixe da Kuba; bere klima, orografia, bere kostaldeak baina batez ere bere gendearen adeitasunarengatik.
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Hará ya más de diez años de aquellas salidas en bicicleta, desde Gasteiz hasta los Pirineos, sin otra excusa, que ver alguna etapa del Tour. Tras varios viajes, cargando con las alforjas, a través de la Península, decidimos poner el punto de mira en la mayor de las islas del Caribe.
Embalamos las bicicletas en cajas (requisito imprescindible para la compañía aérea) y el 21 de Febrero volamos rumbo Cuba. Llegamos a La Habana al anochecer, compartimos taxi y habitación con dos eslovenos que conocimos en el aeropuerto, por lo que esos primeros momentos de incertidumbre que se crean cuando llegas a un país desconocido ya estaban solucionados.
Paseito por La Habana. Pero nuestras intenciones son recorrer la Isla en bicicleta y buscamos la forma de ir hacia el Oriente en algún medio de transporte, para desde allí comenzar la ruta. Nos decidimos por el más económico, el tren, pero aquí descubrimos una de las pegas que supone el ser extranjero en Cuba. Debemos de pagar la misma tarifa que paga un cubano, pero nosotros en dólares (1 dólar=22 pesos). Pagamos religiosamente nuestro boleto y regateamos el precio por llevar bicis. Diez minutos de marcha y dos horas parados por culpa de una avería. A la mañana siguiente y con cinco horas de retraso llegamos a nuestro destino. Al menos hemos podido dormir algo en el bullicioso tren. Nuestro recorrido comenzará en Las Tunas, una pequeña ciudad de interior en la parte oriental de la Isla.
Hará ya más de diez años de aquellas salidas en bicicleta, desde Gasteiz hasta los Pirineos, sin otra excusa, que ver alguna etapa del Tour. Tras varios viajes, cargando con las alforjas, a través de la Península, decidimos poner el punto de mira en la mayor de las islas del Caribe.
Embalamos las bicicletas en cajas (requisito imprescindible para la compañía aérea) y el 21 de Febrero volamos rumbo Cuba. Llegamos a La Habana al anochecer, compartimos taxi y habitación con dos eslovenos que conocimos en el aeropuerto, por lo que esos primeros momentos de incertidumbre que se crean cuando llegas a un país desconocido ya estaban solucionados.
Paseito por La Habana. Pero nuestras intenciones son recorrer la Isla en bicicleta y buscamos la forma de ir hacia el Oriente en algún medio de transporte, para desde allí comenzar la ruta. Nos decidimos por el más económico, el tren, pero aquí descubrimos una de las pegas que supone el ser extranjero en Cuba. Debemos de pagar la misma tarifa que paga un cubano, pero nosotros en dólares (1 dólar=22 pesos). Pagamos religiosamente nuestro boleto y regateamos el precio por llevar bicis. Diez minutos de marcha y dos horas parados por culpa de una avería. A la mañana siguiente y con cinco horas de retraso llegamos a nuestro destino. Al menos hemos podido dormir algo en el bullicioso tren. Nuestro recorrido comenzará en Las Tunas, una pequeña ciudad de interior en la parte oriental de la Isla.